Pero la realidad, como el dinosaurio del cuento de Monterroso,
está todavía allí: intacta, bueno, no precisamente intacta, rasguñada; esperando la develación.

Rosario Castellanos

miércoles, julio 28, 2004

Las buenas y malas noticias van y vienen. A veces la forma de reaccionar no es la adecuada, todo depende del estado de ánimo de quien reciba la noticia y de quien sea el comisionado para darla. Creo que todos hemos estado alguna vez en las dos situaciones, sin embargo, no es lo mismo dar que recibir una buena noticia. Pero es aun más la diferencia cuando se tiene que dar o recibir una mala. No es lo mismo decir: se murió alguien, que, se te murió alguien, o anunciar que no pasaste un examen a no pasarlo. En definitiva, no es lo mismo consolar que ser consolado. Si en algún momento habría que elegir entre ser el que levanta el auricular del teléfono para endulzar una mala noticia o ser quien lo toma cuando timbra para recibirla; no me atrevería a elegir ni la primera ni la segunda opción.

Hace tiempo que me da miedo contestar el teléfono, no puedo negar que los nervios me recorren el cuerpo y que sin pensarlo, me llevo las manos a mi boca. Igual contesto y trato de fingir que el control y la ecuanimidad son una cualidad que me distingue. Aunque a veces no se por cuánto tiempo más pueda lograrlo. Igual algún día se derramará el vaso. Espero no estar ahí para verlo.

domingo, julio 25, 2004

Esta ilustración estaba dentro de uno de los ensayos sobre Borola Burrón que me envió amablemente don Sinaloa, y que me pareció muy ad hoc a nuestros tiempos...



El calor me ha tenido atontada, bueno,  creo que ha de haber muchas excepciones, pero no se puede negar que de lo único que dan ganas es de estar o en la playa, tomando algo bien heladito; o en una alberca, en las mismas condiciones.  Pero no, la realidad no es a veces como uno quisiera.  Vivir en la zona este de Tijuana es todavía peor, aunada a la tierra floja, el ambiente se vuelve más candente y seco. Las microviviendas en las que nos hacen vivir la necesidad y las financiadoras y constructoras rateras, inconscientes y avaras; son extremadamente pequeñas y calurosas. Ni para donde correr. Bueno, mucha gente sí corre, a las albercas, al otro lado,  a Rosarito, a Playas de Tijuana. Acá en las vacaciones de verano las calles se llenan de niños, chamacos de todas las edades, la gente pistea en la calle, la música se escucha a todo volumen y eso de trabajar en casa, se convierte en un verdadero delirio. Pero bueno, la resistencia tiene límites y en definitiva, si se trata de salir airosa, es mejor buscar el lugar idóneo para avanzar en la bendita tesis. Así que me doy. Me voy de aquí....

sábado, julio 17, 2004

Recuerdo que bastantes ejemplares de La familia Burrón fueron leídos en mi casa por varios años. A mi mamá le encantaba leerlos, yo  veía que se divertía y reía al hojear las páginas de las revistas. Este año cumplió 56 años de vida, creada por Gabriel Vargas, nació en los años cuarenta, al momento de grandes cambios en el México posrevolucionario y en el lento descenso de la economía mexicana que abriría paso a la crisis. En el momento cumbre de la industrialización, de la migración rural-urbana, pero que significó el aumento disparado de la población en la ciudad de México y por consiguiente, la competencia laboral. Pero sobre todo en un punto donde todavía las mujeres tenían que tener el permiso de los esposos para trabajar, lo que Borola, creada por un hombre, viene a representar la rebeldía femenina ante las situaciones que se presentaban en la vida diaria de la ciudad de México. Borola equipable a una especie de heroína mexicana poco conocida por las y los jóvenes de la actualidad.
Todo esto lo recordé al ver la imagen que salió en la Triple Jornada de julio y  un texto alusivo al tema de Amalia Rivera titulado: La pícara Borola y la vigencia de la insumisión. Pionera en la lucha por los derechos de las mujeres Antítesis de la esposa-madre abnegada.
No recuerdo algún tema en especial que haya sido tratado en la revista, lo que sí tengo en mente, es que se trataba de una mujer de temple, segura de sí misma, que buscaba salir de la situación económica precaria en la que se encontraba su familia y que siempre defendía a personas más desvalidas, sobre todo, mujeres. Al final de la historieta, siempre regresaba a su casa porque las cosas no salían bien, como ella lo hubiera querido, es decir, volvía a su realidad, equiparable, a la de muchos mexicanos.
 

 
P. D.  A mi mamá también le gustaban los Supermachos, pero de esa revista sí no me acuerdo, sólo que las hojeaba de chiquita, creo que ni leer sabía...
 
 

domingo, julio 11, 2004

pues si, no hay fecha que no se llegue ni plazo que no se cumpla... como dice el dicho...

felicidades para mí, que cumplo más años que el año pasado... que cuántos, ése es el dilema.. tengo más de los que aparento y menos de los que se figuran algunos... el que lo adivine se ganará un delicioso café con un pastel comprado todo en algún lugar de Tijuana (upsss que premio). En la realidad no escatimo en decir, mencionar y hablar de mi edad, pero en esta denominada blogósfera como que no me animo.

Por otro lado, hubiera esperado un pastel grande (bueno, no tanto) de zanahoria con pasas y un café colombiano, (no importa, pudiera haber sido de la Comercial Mexicana), pero no. No hay tal pastel de zanahoria con pasas ni café colombiano ni de la Comercial Mexicana. Aunque sí degusté uno veracruzano que una de mis compañeras de la maestría me hizo el favor de regalarme, pero sin pastel.

Además de lo anterior, quiero contarles que le pedí prestado un carro a mi apá para según yo, pasear el domingo de mi cumpleaños. Tal carro es un jeep viejo no se qué año, y lo que observé a simple vista es que carece de tapón de la gasolina, se le tira ésta por alguna manguerita, no pude abrir el cofre porque también tira agua del radiador y lo peor de todo, es que al manejarlo (es standard) como no se puede hacer hacia adelante el asiento del chofer, yo no alcanzaba a meter completamente el pié en el clotch por lo que para traérmelo a mi casa, tuve que hacer acopio de toda mi fuerza para en algunos momentos acostarme, recargarme, jalar con mis manos, para que el pinche jeep no se me apagara. Asimismo traía a mis pequeños enanos conmigo y mi hija de 6 años, quien cuidaba al hermanito de 9 meses, venía medio asustada diciéndome que ya llegáramos a la casa lo más pronto posible.
Conclusión, no podemos ir a pasear en un carro en tales condiciones. Ya no me animo.

Mi padre se ha distinguido por prestarnos siempre puros yonkes de carros. No se si éste ha sido la ignominia. No, creo que no, creo que el peor carro viejo (bueno, todos los carros que he tenido han sido viejos) fue un rabbit (caribe), el cual no tenía reversa, por lo que traía a mi novio ayudándome a sacar el carro de los estacionamientos porque... no tenía reversa. Por otro lado cuando llovía se trasminaba el agua y no sabíamos si llovía más adentro que afuera... Sólo imagínenselo. A diferencia, uno de los mejores carros fue un toyota célica que cuando estuve embarazada de mi hija (hace seis años) pensamos que me lo habían robado pero no fue así, sino que lo dejé mal estacionado cerca de la línea (garita) y la grúa se lo llevó, pero como yo ya estaba muy avanzada en el embarazo ya no pude averiguar qué pasó con el carro y nadie más lo hizo hasta que pasaron y pasaron los días. Perdimos el carro. Yo lo extrañé mucho, por bastante tiempo, realmente me dolió haberlo perdido.

Creo que hasta la fecha, ha sido uno de los mejores carros, pero estábamos en que cumplo años... Pues bien, la fecha que ocurrió el eclipse total de sol en 1991, sumado el día del aniversario de la ciudad de Tijuana y el onomástico de San Abundio, junto con ellos, yo cumplí años...

sábado, julio 10, 2004

Esta es otra imagen que muestra la brutalidad que se puede ejercer ante los más vulnerables.

pié de foto:
AFRICA, KENYA: Mujeres violadas por soldados británicos.
Una mujer Kenyana, de la etnia Masai, con su hijo rubio en brazos, se manifiesta en Nairobi junto a otras 100, para que se forme una comisión investigadora independiente que aclare y haga justicia por las violaciones que durante los últimos 30 años, durante los ejercicios militares anuales, vienen cometiendo soldados británicos en ese país. Mientras, el gobierno de Londres guarda silencio y solo informa que sigue su propia investigación. (Foto: Reuters)

domingo, julio 04, 2004

quisiera poder escribir con soltura lo que siento y poder expresar con palabras lo que pienso y deseo. Difícil tarea. Creo que es más fácil escribir una tesis que manifestar los sentimientos. Ya qué mas da, si el deseo ha quedado estéril ante el miedo, ante la imposibilidad, ante la inhabilitación de los sentidos. Sentir se queda en la abstracción y en el limbo del pensamiento no expresado, en el revoloteo de las letras sin conjugación, so pena de que azote la sombra de la incertidumbre y la desilución.
sobre la marcha... en definitiva, he leído lo que ha escrito Ángel en torno a ese tema y es lo que me ha parecido más sensato y contundente. Estoy de acuerdo, no entiendo por qué esta marcha sí vale y otras no, tampoco cómo se puede marchar de blanco y en favor de la paz y a la vez, cargar consignas de "pena de muerte"...

Sólo no quería que lo anterior pasara desapercibido...


sábado, julio 03, 2004

no lo podía creer, pensé que si esos eran los maestros de nuestros hijos, estábamos pero bien jodidos. En definitiva, somos muy ignorantes y nos falta mucho por aprender, no sólo gramática, ortografía, sintaxis y redacción, sino a ser más humildes y aceptar que todos necesitamos un tumbaburros al lado.

En la mañana del viernes fui a recoger la boleta de mi hija de primer año, puros nueves y dieces, me dio gusto saber que no iba mal, pero estoy consciente que ha ido aprendiendo con una ortografía pésima. Yo en ese momento estaba observando la boleta, cuando uno de los profesores preguntó si aguja se escribía con "h" o con "g". Yo contesté bajito que con "g", pero otros dos profesores que se encontraban a mi lado respondieron que con "h". Es decir, "ahuja". Yo casi caigo pa'trás como Condorito. Se armó la confusión entre ellos, a lo que una de las secretarias fue por un diccionario para disipar dudas. La respuesta contundente fue: -con "g" y "j", esto es, "aguja". Sinceramente, menos me esperaba los comentarios acerca de si aguja venía de aguzado o de agujero. Creo que salí sorprendida, porque, digo, una cosa es saber que los profes son brutos y otra diferente, verlo.

¿Qué podemos esperar acerca de la instrucción que se imparte? Creo que es por demás sabido que las madres y padres tienen que estar "agujas" para tratar de complementar en lo posible, los conocimientos a los niños.