Pero la realidad, como el dinosaurio del cuento de Monterroso,
está todavía allí: intacta, bueno, no precisamente intacta, rasguñada; esperando la develación.

Rosario Castellanos

sábado, febrero 26, 2005

Los letreros que se ven en la calle, las propagandas hacia uno u otro producto, así como las señalizaciones, tienen al final del hilo, el objetivo de crear cierto tipo de sociedad, entre consumidora, patriota, nacionalista, limpia, etc. Uno ve anuncios y letreros por doquier: compre esto, compre aquello, rezan. También los hay que dicen: derecha, izquierda, no pasar, no estacionarse, y mil y uno más. Pues ante nuestra visión, ya acostumbrada a dichos anuncios sólo se muestra sorpresa ante aquellos que son nuevos y diferentes, aunque esto suena raro, porque cada día uno los ve nuevos y diferentes, con colores extravagantes y todo tipo de letras. No, no me refiero a esos, sino a los que llaman la atención porque no van dirigidos hacia uno, sino al “otro” que es diferente a uno. Es decir, éstos pueden ir dirigidos hacia el sexo opuesto del que los ve o a los adultos mayores, o a los niños, etc.

Todo este rollo salió porque hace como dos meses, me llamó mucho la atención algo que observé en el aeropuerto de Hermosillo. Resulta que me senté a esperar un avión muy cerca de los baños. Desde ahí, como todavía faltaba un buen rato para subir, empecé a mirar hacia alrededor, por lo que pude ver un letrero en la entrada del sanitario de los hombres que decía:

FAVOR DE LAVARSE LAS MANOS

Quedé atónita, ya que nunca había visto algo así ni me imaginaba que existía. Mi mente se echó a volar y empecé a dilucidar acerca de que los hombres son unos puercos, porque según yo todos ellos se lavaban las manos cuando terminaban de realizar sus necesidades fisiológicas, no que tenían que recordárselo. Pero no, ahí estaba la prueba, ya que cuando se anuncia algo así, es porque necesitan decirlo. Así que pues me quedé muy sorprendida al descubrir este hecho. Qué le vamos a hacer, cada día se aprende algo nuevo, así que pensé que entre menos se salude a las personas de mano, creo que es mejor, digo, por si las moscas, uno nunca sabe…

viernes, febrero 04, 2005

La niña quería respuestas, mismas que la maestra no satisfizo, no quiso o de plano, no supo. La niña estaba intrigada, en una clase de "Valores" que no es más que religión, cristiana, claro, en la cual se le explicaba la creación del ser humano, la llegada de los hombres y las mujeres al planeta tierra. No obstante, ante las aseveraciones dadas por ciertas de que dios los creó y plantó en el mundo, la niña levantó su mano y pidió la palabra, que cuando se le otorgó ese derecho preguntó su duda: ¿y los dinosaurios maestra?

La maestra no esperando tal pregunta y sin estar preparada para contestarla, afirmó que los dinosaurios ya estaban y se fueron haciendo chiquitos conforme pasó el tiempo, para llegar a ser los animales de hoy.

Faltaba más faltaba menos, hacía mucho que no escuchaba tal grado de fantasía.