Pero la realidad, como el dinosaurio del cuento de Monterroso,
está todavía allí: intacta, bueno, no precisamente intacta, rasguñada; esperando la develación.

Rosario Castellanos

viernes, marzo 27, 2009

No es de extrañar que se exonere a Luis Echeverría por los muertos de Tlatelolco (unos cuantos muertos no cuentan, dicen, claro), tampoco que se expulse a Manu Chao del país por decir lo que muchos no se atreven, ni que vayas a pasear al perro y te toque ver descabezados en el parque... Algunos brincarán de gusto, otros de coraje o quizá de desesperación... Pero no pasará a mayores... Eso, es lo que distingue la tradición de la impunidad en este país. Nadie hacemos nada. No se quién está esperando una nueva revolución (ahora que se pone de moda el bicentenario, algunos tendrán la esperanza). Yo no.

Aunque espero que se apaguen las luces no de un sólo día sino de muchos más porque le estamos dando en la torre a este planeta. Ya Malthus había predicho bajo una ecuación a muy grandes rasgos que no produciríamos alimentos para todos y que había que bajar las altas tasas de natalidad porque si no nos acabaríamos los recursos. Aunado a los descubrimientos de la medicina donde se elevaron las posibilidades de vivir por más años, la idea de bajar la cantidad de hijos es primordial. Muchos que están en contra del aborto estas cuestiones les tienen sin cuidado. Pero eso es otro tema que trataré en otro momento. Este día, que se celebra a la tierra, se supone que hay que apagar los focos por una hora. Espero todos lo hagamos. Nosotros durante el día en nuestra casa desconectamos todo lo que se pueda, excepto el refrigerador. Pero al ver las fotos satelitales la mayor iluminación corresponde a las muy grandes ciudades y como todo, quieren hacernos responsables a la ciudadanía cuando los centros de mayor consumo, plantas energéticas, grandes fábricas, etc., no están en posesión de los habitantes comunes, corrientes y pobres, sino de unos cuantos multimillonarios que entre más tienen más quieren.

¿Quién debe bajar sustancialmente los focos?


martes, marzo 24, 2009

Cuando pensamos en unos quince años, la mayor parte nos imaginamos una fiesta. De esas fiestas donde la mamá o el papá lloran porque la niña ya creció, y hay valses y comparsas cada vez más modernas y como todo, apegándose a la moda. También hay alcohol y una buena cena, porque es muy importante quedar bien con los demás. La decoración no debe faltar, etcétera, etcétera. Pero claro, aunque lo deseen, muchas niñas tienen lo que pueden pagar los padres y padrinos, que no es precisamente la fiesta de los sueños. Ahora que lo pienso sería bueno hacer una encuesta para ver cómo se ha ido modificando la conducta social ante la fiesta de los quinceaños. No conozco trabajos de ello, sólo se de una película documental que hace alusión a tal evento.

Bueno, pero ya estoy cambiando de tema, a lo que quería llegar es que me llamó mucho la atención el caso de una vecina mía que su niña tiene 14 años. Yo de metiche le pregunté si le harían fiesta. Claro que la crisis ha pegado duro y a esa familia no es la excepción. La contestación fue que quizá sería algo muy sencillo, en la casa, con la familia (que son bastantes) y un viaje de regalo a ver a Las Chivas en su estadio jugar. Órale, pensé yo, nunca había oído que una niña quisiera de regalo ir a un partido de futbol. Les pregunté que si conocían Guadalajara y me contestaron que no. Ah, les dije, pues qué bien, sí, llévenla, para que conozcan.

lunes, marzo 16, 2009

La Paz es la paz... no hay vuelta de hoja... El mundo del trabajo me ha llevado a distintos rumbos y uno de ellos es al archivo de la capital sudbajacaliforniana. Después de estar encontrando datos tras datos, transcribiendo una y otra vez, todos sabíamos que teníamos el sábado libre y hubo varias discusiones acerca a dónde iríamos. Ganamos los que no conocíamos nada salvo el malecón y algunas partes de la ciudad: nos esperaban Los Cabos.

Pasamos, de plano de pasada, por El Triunfo, San Antonio, Los Barriles y Miraflores. En éste último nos detuvimos a comer unos burritos de machaca, frijoles y café. Después llegamos a San José del Cabo, donde sólo entramos a la iglesia, que al parecer no es el sitio misional. Por último, arribamos después de pasar por el corredor turístico, a Cabo San Lucas. Fuimos a comer a un restaurante al lado de la playa, con la novedad de que justo era Spring break, así que nunca esperamos el espectáculo: jóvenes gringos tomando y bailando al ritmo que les pusieran. Por supuesto, los bikinis y shorts dejaban ver cuerpos esculturales de todo tipo. La comida especial fue visual.

El sello final fue haber paseado en panga hacia las playas del amor y del divorcio que señalan los "cabeños", así como el arco característico de la unión entre el Golfo y el Pacífico. Cuando le conté a mi hija que me moría de miedo el fuerte oleaje que se desarrolla en esa parte, dijo que entonces debía estar curadísima la hazaña.




miércoles, marzo 04, 2009

Hace mucho tiempo (hace alrededor de 25 años más o menos), mi amá nos compraba libros sobre gramática o de temáticas raras, novelas o enciclopedias, guías, etc., con el fin de informarnos y de buscar tareas que nos dejaran en la escuela. Entre ellos, resalta uno que se llama Dichos, dicharachos y refranes mexicanos del autor José M. Pérez, de quien anteriormente en este blog ya había pasado algunos dichos.

Me llama la atención porque al final nuestra lengua está llena de dichos que se usaban con muchas décadas de antelación y no tenemos la más remota idea de dónde provienen. Sólo las usamos y ya. Por otro lado, también es interesante no sólo conocer el dicho, sino la interpretación que hace el autor, que al menos en el libro no sabemos exactamente en qué año fue escrito, ya que esta información es de la cuarta edición publicada en 1984. En este caso transcribiré algunos que empiezan con el verbo "abrir":

Abran cancha.
Esta expresión se suele emplear para que los mirones que se agolpan en determinadas situaciones, despejen el campo y permitan a quien corresponda cumplir con su cometido.

Ábranla que lleva bala y en la punta munición.
Exigencia de quien se siente cercado por la gente y está decidido a abrirse paso a como dé lugar.

Ábranse piojos, que a´i les va el peine.
De esta forma, retadora y altiva, se expresan aquellos que se creen muy muy, a la hora de exigir paso a los que tienen enfrente.

Ábranse que vengo herido, no los vaya a salpicar.
Grito de aviso, pidiendo paso, que lanza quien lleva a sus espaldas un gran peso, o el que porta recipientes repletos de líquidos, cuyo contacto o salpicadura pueden manchar o lesionar al ciudadano que se atraviesa en su camino.

Abre para todos tu boca, pero para pocos tu bolsa.
Los consejos poco cuestan y mucho sirven, por lo que resulta menos oneroso aconsejar y no prestar.

Abierto el cajón, hasta el más honrado es ladrón.
Por eso quien vigila los bienes propios o custodia los ajenos, deberá evitar los descuidos que propician los robos.



Sabemos que la palabra "ábranse" es para que se quiten los que están alrededor de algo y dejen pasar. Pérez lo retoma en diversos dichos que tienen diferentes contextos y sin dudarlo, distintas etapas históricas. Aunque ello es difícil dilucidarlo, un estudio de esta naturaleza ayudaría en analizar el proceso histórico de un concepto, que no es teórico ni académico, sino del habla popular y por lo tanto, parte de nuestra historia cultural. Quizá es más fácil conocer los que se usaban en el periodo revolucionario, aunque no precisamente nos indica que ahí se generaron, sino que vienen de tiempo atrás. De los dichos, hay algunos que se prestan a malinterpretaciones cuando la mente es demasiado ágil. Hay otros que con el tiempo cambian y degeneran en otro dicho bajo los parámetros de una época. Por otra parte, a veces el autor usa interpretaciones que a su vez deben ser explicados, por ejemplo, cuando dice que se creen "muy muy". Habrá que expresar a qué se refiere con ese término. En fin, cuando quiero sonreirme y desestresarme un poco, abro este libro porque hasta ahorita, nunca me ha defraudado en ese sentido.