Pero la realidad, como el dinosaurio del cuento de Monterroso,
está todavía allí: intacta, bueno, no precisamente intacta, rasguñada; esperando la develación.

Rosario Castellanos

sábado, mayo 14, 2005

La vida da muchas vueltas, a veces estamos arriba, a veces abajo o de un lado o del otro. La rosa de los vientos está inserta en lo más recóndito de nuestro ser, tan adentro, que sale a flor de piel en cualquier decisión de nuestra efímera y complicada existencia. Lo anterior a veces lo sueño o lo percibo al hablar con las personas o al tratar de educar acertadamente (o lo que creo que es mejor, que no es preciso que lo sea) a mis queridos hijos.

El caso viene a colación ahora que fue el día de las madrecitas, sí, es ineludible decir algo acerca de este día, ya que soy una de las miles de felicitadas. Claro, que a la primera de cambio que alguien se atreviese a regalarme una plancha, mejor no les comento lo que haría para no dar ideas acerca de mis momentos de violencia pura. Pues también a través de este medio, felicito a las mujeres que son mamás y siguen vivas en el intento. En definitiva todavía la maternidad y la paridera es un ejercicio de las mujeres.

El embarazo es el inicio, dura alrededor de nueve meses y puede ser o un encanto o todo un suplicio. En cuanto a las formas de parir, con dolor, sin dolor, con raquea o sin ella, por vía vaginal o a través de la cesárea, entre las contracciones y la expulsión es un momento que no dura más de tres días. Es decir, pasar el momento ahora sí que es lo de menos, aunque de mucho miedo llegar a él. Creo que el reto más grande es el cuidado y educación de un hijo, porque puede durar toda una vida la sola crianza, pero creo que tal cuestión no se dimensiona hasta que estás en el ruedo.

Así que celebro a aquellas mujeres que toman la decisión de dedicar su vida a cuidar, criar y educar a sus hijos. Es un trabajo que no es pagado remuneradamente y que se debería hacer, claro que estoy consciente que entre el "es" y "debería ser" hay un trecho muy grande.

Aunque por otro lado, también conmemoro a aquellas mujeres que, además de ser amas de casa, son cuidadoras de hijos en el tiempo en que están en casa y están insertas en el mercado laboral remunerado. Aun más que muchas de ellas estudian posgrados y junto con todo lo demás ya mencionado, cumplen cabalmente todo lo que se proponen.
Aunque algunas mueran en el intento.

Lo anterior se me está juntando con lo del día del maestro, o mejor dicho, profesores, aunque comento que cada vez más me convenzo de que son una bola de huevones, si bien no todos, la mayoría. Pero que le vamos a hacer, al mundo lo veo de cabeza (¿o será que la que está de cabeza soy yo?)

lunes, mayo 02, 2005

Para renovar, va un poema de Rosario Castellanos:


Lo cotidiano

Para el amor no hay cielo, sólo este día;
este cabello triste que se cae
cuando te estás peinando ante el espejo.
Esos túneles largos
que se atraviesan con jadeo y asfixia;
las paredes sin ojos
el hueco que resuena
de alguna voz oculta y sin sentido.

Para el amor no hay tregua, amor. La noche
no se vuelve, de pronto, respirable.
Y cuando un astro rompe sus cadenas
y lo vez zigzaguear, loco y perderse,
no por ello la ley suelta sus garfios.
El encuentro es a oscuras. En el beso se mezcla
el sabor de las lágrimas.
Y en el abrazo ciñe
el recuerdo de aquella orfandad, de aquella muerte.