Pero la realidad, como el dinosaurio del cuento de Monterroso,
está todavía allí: intacta, bueno, no precisamente intacta, rasguñada; esperando la develación.

Rosario Castellanos

jueves, febrero 19, 2004

el café

El café no es un afrodisiaco, ni bueno para la salud, ni es considerado una bebida embriagante. Pero no se que haría sin una deliciosa taza de café por la mañana durante el desayuno y por la tarde después de comer. La sensación del sabor en la boca y de su olor, simplemente me transportan al paraíso alucinado de un oasis en el desierto, bajo las palmeras ondeantes ante la brisa suave que recorre el cuerpo y refresca el alma.
Hay de cafés a cafés. Cuando te acostumbras a un sabor fuerte, lo prefieres de esa manera, asimismo con uno suave, con leche o sin leche, con azúcar o sin ella. El color también influye, depende de su apariencia, junto con el olor pueden producir efectos en el gusto. La procedencia es un determinante. Aunque mas bien es un efecto bajo el prejucio de conocer de dónde es. Los prefiero nacionales: el oaxaqueño (a granel, riquísimo) o el chiapaneco. Aunque el colombiano no es nada despreciable. Ya si no hay más, me conformo con El Marino o Folgers. Lo acepto, me he convertido en una cafédependiente.

martes, febrero 17, 2004

Ayer fui a visitar a mi abuelo. Estaba sentado en una silla del comedor. Acababa de cenar. Frijoles en agua y sal y leche. El 28 de abril cumplirá cien años. Tuvo neumonía en diciembre y fue hospitalizado. -Pensaban que iban a tomar café, pero se la volaron. Fueron sus palabras cuando pregunté cómo se encontraba. Mi abuelo está fuerte, pero cansado. -Bien cuidado. Dijo el doctor. Están pensando dónde hacer la fiesta. Ojalá llegue a sus cien años. Mi abuelo sigue vivo. Y yo no he muerto.

confesión

No tengo nada en contra de Guadalajara, pero espero nunca volver a vivir en esa ciudad...

lunes, febrero 16, 2004

Viví en Guadalajara de mis 7 a los 11 años. En algún momento cercano a la primera edad, es decir, entre los 7 u 8 años, mi amá nos llevaba con regularidad a casa de una pariente de ella, su prima o algo así: con mi tía Mina. Mi hermana y yo siempre jugábamos con los hijos de mi tía en donde se pudiera, en la banqueta, la cual era ancha ancha... (no se si todavía existan banquetas así, hace años que no he ido a Guadalajara); adentro de la casa; además de recorrer las calles, darle vueltas a la manzana y participar en actividades de los primos. Una de estas últimas, fue asistir a la doctrina.
Recuerdo bien que fuimos una vez a tomar la doctrina con mis primas la Tere y la Peque. Nos separaron por edades -eran muchos niños y niñas- y a mí me tocó en un salón con un chamaquero que apenas cabíamos. Yo no conocía a nadie. Recuerdo que la instructura o catequista, una señora de alrededor de 45 años (bueno desde mi perspectiva tenía esa edad) estaba explicando el primer libro de la biblia y lo más elemental de la doctrina católica: la historia de Adán y Eva. Ella decía que la raza humana provenía de Adán y Eva, que Eva había sido hecha con una costilla de Adán, etc., etc. El chamaquero estaba callado escuchando a la señora. Pero yo ya había oído hablar de la teoría de la evolución de Darwin, de hecho en el museo de la ciudad hay o había un mural con los tipos de especies previos al homo sapiens. Ante tal conocimiento, pensé en ello y levanté la mano para hacer la siguiente pregunta: -oiga, ¿que no venimos del chango? La señora primero puso cara de admiración, después se empezó a reir y a decirme que no, que esas eran patrañas para que la gente no creyera en lo que se escribió en la biblia, libro sagrado con la verdad sobre dios.
Lo anterior no me indignó tanto como cuando ya terminada la doctrina, estábamos en el patio de la casa todos formados y la señora empezó a decir que una niña había afirmado que veníamos del chango, riéndose y burlándose. Para terminar el cuadro, una niña atrás de mi, le comentó a su mamá señalándome y tapándose la boca con una risilla: -esa es la niña que dijo eso. Yo, indignada, me fui con mis primas sin terminar de entender la burla por haber cuestionado tan "importante" dogma católico.
Ahora pienso que les niñes que se atreven a cuestionar lo que se les enseña, no se encuentran en una sociedad que reciba con beneplácito dicha cuestión, mas bien, nos encontramos en una que es reprimidora y recalcitrántemente conservadora.

martes, febrero 10, 2004

genéricos

-Me da un galón de leche por favor (con acento entre sonorense y tijuanense)
-¿de cuánto?
-¿cómo que de cuánto?
-sí, es que hay galones de cuatro litros, de dos, de un litro y de medio litro.
Yo solté la carcajada
-ah, de cuatro por favor... Pero señor, acuñé, no es así: hay galón y medio galón, también hay botes de un litro y de medio litro. Pero el galón galón es el que tiene cuatro.
El señor me volteó a ver con cara de ¿qué está diciendo? y yo al ver ese tipo de cara, sólo me sonreí y volví a decir: deme un galón de cuatro.
Entendí por método inductivo, que ahora la palabra galón para muchas personas ya no son los 3.785 litros, sino que es el envase de leche en sí mismo, el cual puede variar en su medida correspondiente al sistema métrico decimal que se utiliza en nuestro país y que los gringos se resisten a dejar. Es decir, hay galones de cuatro, de dos, de uno y de medio litro.
Después de días de mucha tensión, nervios, días sin dormir y de haberme comido los uñeros antes de entregar la última versión del protocolo del bendito proyecto de tesis; además de sentirme enferma; pues este noble señor vino a alegrarme un poco el rato y a recordarme que la vida es más sencilla de lo que uno cree y la hace.

jueves, febrero 05, 2004

La Márilyn se quedó muy triste porque el Gregorio no pudo venir a verla. Ella tenía la esperanza de que le cayera de sorpresa, pero nada. Ella sintió bien gacho, le dijo al Gregorio. Él le habló por teléfono para decirle que el dinero no le alcanzaba, que si ella tenía, le prestara, pero ella no tenía dinero. -Huummm, bueno, ni modo, contestó cabizbaja la Márilyn, quien no pudo dejar de escapar algunas lágrimas del que el Gregorio, ni siquiera podría imaginar le causaría. La Márilyn imaginó que el Gregorio no tenía ganas de regresar o que quizá no le echó ganas para el ahorro del boleto o que deambulaba por ahí otra persona con quien el Gregorio, podría estar muy entretenido. Ella prefirió mejor no pensar nada. En su trabajo le habían anunciado que sería la trabajadora de la semana y que por esa razón le darían una lanita extra. Ella estaba muy contenta por ello. Además, la habían felicitado porque su labor había sido realizada con esmero y estaba "bien hecha", según palabras del supervisor. La Márilyn, por lo tanto, sin poner en duda el amor que sentía por el Gregorio, prefirió canalizar sus esfuerzos en el trabajo y que el Gregorio hiciera lo que quisiera, al final era decisión de él venir o no a verla, regresar o quedarse.

domingo, febrero 01, 2004

La edad es un tema polémico, en verdad no pensé que levantara el polvorón de comentarios. Es algo que se retomará en otro momentito, por ahora, quiero compartirles lo siguiente que es parte de un poema multicitado, vale la pena, pues para esta sección:

"Ningún hombre es una isla,
completo en sí mismo,
cada hombre es un pedazo del continente,
una parte de la tierra;
si el mar se lleva una porción de tierra,
todo el continente queda disminuído;
la muerte de cualquier hombre me disminuye,
porque estoy ligado a la humanidad…"

John Doone