Pero la realidad, como el dinosaurio del cuento de Monterroso,
está todavía allí: intacta, bueno, no precisamente intacta, rasguñada; esperando la develación.

Rosario Castellanos

martes, septiembre 28, 2004

La tesis, que me ha costado entre otras cosas el reclamo de mis hijos, se fue a los lectores y ya está de regreso. Me tomé unos diítas durmiendo porque en algún momento pensé que se me había secado el cerebro y no se me permitía pensar en otra cosa que no fuera en la dichosa tesis. Para empezar las correcciones, sólo falta una lectora que me debe la mitad del trabajo. En fin, ya llegará.

Quiero manifestar que eso de pretender ser un tanto "interdisciplinario" puede resultar todo un problema. Mi formación de licenciatura la recibí en historia y la maestría que estudié fue en demografía. Entré a demografía porque según yo no me daban miedo los números, de hecho siempre había querido estudiar un poco de métodos cuantitativos para aplicarlos en la historia. Aunque no niego que ingresar a un posgrado sin anestesia puede convertise en momentos angustiantes y de desesperación total. La razón es que no llevé nunca la materia de estadística, ni siquiera en la preparatoria, por lo que fue difícil aprender de manera rápida cosas que nunca me imaginé que existieran.

El hecho de que uno se concentre demasiado en este tipo de cosas, puede resultar en no saber qué pasa en el mundo, no tener idea de la guerra en Irak, o ya de perdida a nivel local, saber qué diantres pasó con las sexoservidoras que se manifiestan frente al palacio municipal. Todavía es peor, no saber si la hija realizó o no la tarea escolar, si le fue bien en la escuela o no alcanzar a cubrir las actividades cotidianas más sencillas. Realmente espero realizar el examen de grado en octubre, no importa que sea el día de Halloween, pero que no pase del mes.

lunes, septiembre 20, 2004

Isaac Nesta, como ya mencioné en el post anterior, es un explorador. Sigue siendo, sólo que esta vez con un año de edad. Ayer, 19 de septiembre, sin saber a qué se debían tantas mañanitas y pastel, recibió el año siguiente de su vida con su sonrisa y su vivaz mirada. Sus pasos todavía son inestables, así que prefiere gatear y permanecer en brazos. Hace un año nació, después de dos días de contracciones (llamadas dolores, porque implican eso: dolor) y la verdad prefiero no acordarme. Al nene disfruto más ahora (no es verdad, siempre lo he disfrutado) y como él está chiquito y no sabe qué es un cumpleaños, ni una fiesta, ni nada de esos convencionalismos que se han creado para festejar la llegada de un año, hago expreso mi deseo de que cumpla muchos años o los suficientes o los necesarios y que afronte con madurez todos los contratiempos y que la vida suele poner.

miércoles, septiembre 08, 2004

bueno, pues ver a mi querido Isaac Nesta en la pantalla, es como un alivio ante la presión de las incesantes frases de: Ya termina la tesis. Espero terminar esta semana (aunque todas las semanas pienso y expreso lo mismo). Mi examen, si todo va bien, será en octubre. No niego, que sólo de imaginármelo, me da pánico escénico, pero como es el último trago amargo del periodo de maestría, entre más rápido pase, mucho mejor.

Pero no cambiando de tema, la foto de Isaac fue tomada con toda alevosía y ventaja, adelante de una serie de libros para que pareciera como de esos intelectuales que posan ante las cámaras en su cubículo con muchos libros que sólo tienen de adorno. Aunque Isaac lo único que podría hacer con ellos es metérselos a la boca, me hace gracia (pero mucha gracia) que no haya dejado trabajar a nadie en su breve estancia en el Archivo. Isaac ante todo, es un explorador. Sin embargo, su especialidad es escuchar y reproducir los ruidos extraños de artículos como teclados, cpu's, teléfonos y radio grabadoras. Cualquier ente raro sobre el piso puede ser pasado por sus manos y probado por su boca, para sentir su consistencia. Además de gustar por verificar el proceso de la ley de gravedad, al provocar el vuelo y caída estrepitosa de todo lo que encuentre enfrente de él.
En fin, ahora que aún es bebé, con sus ademanes, el que puede balbucear y la búsqueda de su mirada con la nuestra, son la expresión nítida de sobreentendimientos y manifestaciones de gusto y disgusto. Pero la poderosa arma que utiliza para conseguir sus objetivos, es su sonrisa.