Pero la realidad, como el dinosaurio del cuento de Monterroso,
está todavía allí: intacta, bueno, no precisamente intacta, rasguñada; esperando la develación.

Rosario Castellanos

jueves, enero 07, 2016


Feliz año 2016...
En este estado de lluvia y ante el estado en que se encuentran las calles de la ciudad, para variar... quiero contar lo siguiente:

En el boulevard Pacífico del parque industrial del mismo nombre, hay muchos hoyos, como no había habido antes. De hecho a algunos, les han puesto palos y señales como sillas de plástico, que a las horas terminan en otro lugar de la calle supongo que cuando algún conductor no los ve y se los lleva de corbata, dañando el carro o el tráiler, De noche, casi no se ve, necesita conocer uno muy bien el camino de campo minado. El día primero, caí en uno que está subiendo cerca de la curva de la muerte. Era como un pozo abierto. La llanta se reventó. Llegué a la única llantera que está arriba, no me quisieron atender que porque era día primero, De ahí me fui, llegando a dos gasolineras antes para echarle aire a la llanta, y llegué a la llantera Jaramillo de la 5 y 10. Ahí parcharon la llanta, pero no servía y no había para venderme de rin 14. El muchacho me dijo: págueme los parches y le voy a regalar esta llanta para que llegue a su casa. Me fui a la Jaramillo de Otay, y nada, no había llanta de la medida. Le echó el señor aire de nuevo a la llanta y nos fuimos para la casa. Al pasar de vuelta por el pacífico me fui con más cuidado, pero igual no se ve bien en la noche. ¿Cómo es posible que las calles estén en ese estado? Si éste es un boulevard de tráfico pesado, con innumerable cantidad de trailers pasando, imaginen cómo están las calles de la periferia (aunque ésta también es una periferia). En la mañana como era de esperarse amaneció el carro con la llanta desinflada.

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