Pero la realidad, como el dinosaurio del cuento de Monterroso,
está todavía allí: intacta, bueno, no precisamente intacta, rasguñada; esperando la develación.

Rosario Castellanos

miércoles, diciembre 17, 2003

Los elementos: el agua, la tierra, el fuego y el aire, son los proveedores de vida. Cada uno tiene momentos extremos, entre la tranquilidad y la total paz, hasta la intempestuosidad y el estruendo. El equilibrio no se si exista, quizá los rangos del centro estén llenos de pequeños repuntes que haga que la curva de intensidad sea oscilatoria. Es decir, el equilibrio de los elementos está siempre acompañado de momentos angustiosos de desequilibrio.
Ayer, como nunca, sentí que el viento me elevaba a las alturas. Nunca como antes tuve la sensación de pequeñez ante el elemento aire. Mi carro se coleba al pasar por el medio de los cerros y el asirme a algo seguro se volvió una necesidad. La certidumbre de si mi propio cuerpo sería capaz de sostenerse ante la fuerza borrascosa fue cuestionado. El santanazo esta vez ha dado duro y mi miedo es patente. Debería estar acostumbrada, los vientos de Santa Ana son anuales y es más fácil que yo me acostumbre a ellos que ellos decidan no presentarse un año.

No hay comentarios.: