Pero la realidad, como el dinosaurio del cuento de Monterroso,
está todavía allí: intacta, bueno, no precisamente intacta, rasguñada; esperando la develación.

Rosario Castellanos

viernes, enero 28, 2005



tomada por Carlos Suárez, fotógrafo submarino

llamada "Nudibranquio pijama"
Small Crack - Egipto
Pues sí, ya estamos en el 2005, en diciembre este blog cumplió un año, aunque la verdad no es algo para celebrarse, así que lo pasé desapercibido. En definitiva, son otras fechas las que se celebran o conmemoran, según sea el caso, pero diciembre aparte de la navidad y del año nuevo, es un mes de duelo, por la muerte de mi amá. Quizá sea demasiado, después de once años, las cosas ya no son las mismas, la vida cotidiana cambia, los años pasan y una se hace más vieja (aunque en mi rostro no se note), tuve dos hijos que ella no conoció, pero que me habría gustado conociera, no para que los cuidara, como muchas personas hacen, le dejan los hijos a la abuela, en realidad mi amá no era de esas personas que se quedaban en casa, ella trabajaba bastante, estudió contabilidad porque no tuvo dinero para estudiar química, así que nosotras (mi hermana y yo) cuando llegábamos de la secundaria ella normalmente no estaba, ya se había ido a su trabajo. Ella llevaba la contabilidad de una cooperativa pesquera en Sonora. Se quejaba a veces porque los jefes no la entendían, eran personas que no habían terminado la primaria, que preferían ir a la cantina a arreglar asuntos de la oficina, por lo que a mi amá no la podían llevar, así que enía algunas dificultades. Recuerdo que un día llegó muy enojada a la casa debido a que los jefes hicieron una transacción con un fulano en una cantina para que les realizara un trámite, cuando se lo comentaron, ella se enojó primero porque le habían pagado una cantidad bastante considerable, además de que era un trámite sencillo que ella podía hacer como parte del trabajo común de la oficina. En realidad, la discriminaban por ser mujer y mejor. Es decir, ella llevaba faldas y tendría que haber estado en casa como las esposas de los pescadores, además era la única mujer a la redonda que tenía una carrera universitaria. Ello pesaba mucho.

Así que normalmente diciembre se lo dedico a ella y claro, a pensar en la comida de navidad y comer y comer y comer. Sin embargo, este diciembre hubo mucho trabajo, ya que al salir del trance de la maestría pues hay que laborar donde exista una remuneración, aunque este trabajo no me permitió el descanso que yo soñaba cuando estaba en la maestría, pues ni modo, ni me quejo porque para ser honestos nadie le da trabajo a uno en diciembre. Cada vez está más difícil conseguir empleo y no podía despreciarlo.

Ya viene el día de la Candelaria, por cierto me salió el monito el 6 de enero, así que compraré tamales, porque hacerlos pues no, no se cocinar tal cosa.