Pero la realidad, como el dinosaurio del cuento de Monterroso,
está todavía allí: intacta, bueno, no precisamente intacta, rasguñada; esperando la develación.

Rosario Castellanos

lunes, abril 21, 2008

Ayer decía una amiga, viendo que los ojos le brillaban ante una revista de vestidos de noche y para fiestas como bodas, quinceaños, etc., que ella quería un vestido como el de la modelo del final de dicha revista. -Así, igualito, del mismo color, de la misma forma, me voy a teñir el cabello como ella y me broncearé. -Sí, así, para que te veas prieta, le dijo su mamá. Me quedé observando el cuadro de las eternamente racistas y discriminatorias. Me sonreí. Porque por un lado, las pobres criticaban el moreno de la modelo y su cabello oscuro, así como la madre que la hija quisiera verse como ella. Por el otro, imaginar a mi amiga con el vestido de la modelo delgadísima y hermosa es irrisorio y verdaderamente patético, ya que por lo menos tiene alrededor de 25 kilos más, entre otros defectos que no mencionaré. Así que nunca, jamás, se hubiera parecido siquiera a la modelo de la revista.
En fin, a veces luchar contra personas tan ignorantes, es una ignominia.

martes, abril 15, 2008

El clima está tan loco, que el fin de semana sentía que me achicharraba y hoy tengo frío. Ayer me vine en huaraches a trabajar y hoy traigo calzadas unas botas. Claro, estoy midiendo las diferencias climáticas con mi cuerpo. El efecto del cambio global en un solo cuerpo, el mío. Pero es inevitable no comparar con lo más cercano cosas que cubren distancias enormes. Supongo que esta es una regla que se aplica en casi todo. Al hablar de cualquier teoría, es necesario tener un "estudio de caso" en donde se aplique. De ahí que se critique a los que se quedan en la abstracción, pero también a quienes, al contrario, se quedan en el mero dato curioso o pequeño fenómeno local, desligado de cualquier atisbo de teoría.
En fin, como decía, el clima está loquísimo, lo mejor es cuidarse de las enfermedades.