Pero la realidad, como el dinosaurio del cuento de Monterroso,
está todavía allí: intacta, bueno, no precisamente intacta, rasguñada; esperando la develación.

Rosario Castellanos

martes, marzo 08, 2005

Pues, felicidades a todas las mujeres, digo, hoy en un día como éste no sólo debería festejarse o conmemorarse con el fin de no asistir a clases o al trabajo, sino que sin caer en mensajes panfletarios ni consumistas, es pertinente realizar una especie de reflexión en la que se evalúe si en realidad cada quien como única(o) e irrepetible, ha podido cambiar su entorno y sus propias condiciones de vida, justicia y equidad.

A mi parecer, las mujeres no son las únicas que deben cambiar su entorno y transformarlo en relaciones equitativas, sino que los hombres en la medida en que ellos no participen en dichos cambios, se torna en una lucha difícil. Es decir, que es muy cómodo responsabilizar a las mujeres por la lucha de la equidad, además de apuntarlas con el dedo si al llegar a puestos de alta responsabilidad se equivocan o pierden el control. Es muy fácil decir, ah, ellas querían tal cosa, ahora se aguantan, míralas, ahora no saben que hacer. También el hecho de la doble o triple jornada es un problema a solucionar, pero tampoco es privativo de las mujeres resolver todos estas situaciones. Ya que mientras los hombres no capacitan a las mujeres para puestos de alta responsabilidad, tampoco ellas capacitan a los hombres para la limpieza de la casa o cuidado de los niños. Ni ellas pueden aprender solas, ni ellos solitos. Es decir, me parece que en el modelo patriarcal los roles se encuentran totalmente definidos, sin embargo, esto no es posible en los nuevos modelos que se están gestando.

También se encuentra otra cuestión, la lucha de las mujeres contra las mismas mujeres, porque existe una cosa: si bien es mal visto que los hombres exploten a los hombres, es todavía más mal visto, que las mujeres exploten a las mujeres. Si bien existe en ambos planos, lo que pasa en este caso es que muchas que se dicen feministas y se dicen identificar con otras mujeres, son las peores, a la hora de la hora, no dejan salir a las mujeres del trabajo porque se les enferma el niño, no tienen consideración por embarazo, etc., etc.

Por lo tanto, me parece que en el plano de reconocimiento de derechos equitativos e igualitarios, todavía falta un buen trecho que recorrer, aunque reitero que no sólo es responsabilidad de las mujeres, sino de todos.

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