Pero la realidad, como el dinosaurio del cuento de Monterroso,
está todavía allí: intacta, bueno, no precisamente intacta, rasguñada; esperando la develación.

Rosario Castellanos

jueves, julio 13, 2006

Antier, martes 11 de julio, cumplí 33 años. A las personas que se acordaron les agradezco mucho sus felicitaciones, a las que vinieron a la casa, también les agradezco sus atenciones.

En general los cumpleaños son para recordarle a uno que no es eterno y que la tierra es lo eterno o quizá esas cosas que no se pueden tocar, como el amor, la verdad o lo sublime. Quizá lo que uno trae adentro es lo que persiste y vaga después de muerto porque no tiene razón de ser quedarse en el cuerpo inerte. A veces me he preguntado en todo lo que quedará vagando cuando muera. Creo que por eso uno debe hacer siempre lo que quiere hacer, lo que desea realizar, no quedarse con el atoro. Cuando reprimes llorar por ejemplo, qué siente uno, que trae como un bulto pesado en el pecho, que no sabe por dónde salir y termina enfermando el cuerpo. A veces me he preguntado qué tando deja uno salir y qué tanto entrar, pero no sabemos siquiera generalmente qué es lo que sale y qué es lo que entra, qué tanto dejamos salir y qué tanto dejamos entrar. Las barreras son difíciles de divisar en las palabras, difíciles de determinar con los ademanes, con las miradas, con las expresiones.

Qué decir cuando nada es original, ¿dónde está aquello que nos hace diferentes? Porque si lo descubro antes de morir quizá sabré quién era yo y para dónde debía ir, no precisamente hacia donde me dirigí.


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Ustedes disculparán el ego, pero no pude hacer la foto más chica.

1 comentario:

Blog dijo...

Muchas felicidades, luces bien en la foto está de buen tamaño dont care.