Pero la realidad, como el dinosaurio del cuento de Monterroso,
está todavía allí: intacta, bueno, no precisamente intacta, rasguñada; esperando la develación.

Rosario Castellanos

martes, febrero 17, 2004

confesión

No tengo nada en contra de Guadalajara, pero espero nunca volver a vivir en esa ciudad...

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