Pero la realidad, como el dinosaurio del cuento de Monterroso,
está todavía allí: intacta, bueno, no precisamente intacta, rasguñada; esperando la develación.

Rosario Castellanos

lunes, septiembre 20, 2004

Isaac Nesta, como ya mencioné en el post anterior, es un explorador. Sigue siendo, sólo que esta vez con un año de edad. Ayer, 19 de septiembre, sin saber a qué se debían tantas mañanitas y pastel, recibió el año siguiente de su vida con su sonrisa y su vivaz mirada. Sus pasos todavía son inestables, así que prefiere gatear y permanecer en brazos. Hace un año nació, después de dos días de contracciones (llamadas dolores, porque implican eso: dolor) y la verdad prefiero no acordarme. Al nene disfruto más ahora (no es verdad, siempre lo he disfrutado) y como él está chiquito y no sabe qué es un cumpleaños, ni una fiesta, ni nada de esos convencionalismos que se han creado para festejar la llegada de un año, hago expreso mi deseo de que cumpla muchos años o los suficientes o los necesarios y que afronte con madurez todos los contratiempos y que la vida suele poner.

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