Pero la realidad, como el dinosaurio del cuento de Monterroso,
está todavía allí: intacta, bueno, no precisamente intacta, rasguñada; esperando la develación.

Rosario Castellanos

martes, noviembre 18, 2008

Durante toda nuestra estancia viviendo en el este de Tijuana, cuidé, regué y moldeé un arbolito que la empresa constructora plantó. Era de los pocos que sobrevivieron. Creció alrededor de dos y medio metros de alto y se expandió en un diámetro de otros tres metros más o menos. Últimamente estuvo muy triste y sin muchas hojitas porque de un tiempo a la fecha yo no atinaba ni a regar el jardín en que tanto empeño puse al principio. Así que ayer, llegó un jardinero y me dijo que si quería lo quitaba, probablemente el árbol lloró y rogó porque no fuera así. Pero yo sabía desde hace tiempo que debía cambiarlo por otro que no sólo diera sombra, sino también frutos. Pensé que ya era el tiempo. Así que le pedí perdón y el señor lo sacó con todo y raíz. En su lugar, plantó un limón mexicano.

4 comentarios:

The L. dijo...

Cometiste un crimen vs. el arbolito, además de un delito. Cómo puedes decir que debías cambiarlo por uno que diera fruto, además al cortarlo también dejaste fuera de este mundo a muchos otros seres vivos que han de haber hecho vida a su alrededor, muy mal, muy mal :(

northwo dijo...

Mmmm, bueno, sí, lo maté, o mas bien, lo mandé matar, pero hay que tomar en cuenta algunas pequeñas cosas: la casa es chica, bastante chica, no hay mucho espacio, no podía plantar otro sin quitarlo, ya ni los pájaros se posaban, porque era de esos arbolitos que no son repletos de hojas. Entonces, tuve que hacerlo. Pero bueno, pude sustituirlo por un Trueno o un benjamín, pero mejor opté por uno frutal. Ni modo Lore, ya no puedo cambiar el pasado, sólo interpretarlo.

The L. dijo...

Bueno...
Espero que este frutal si de frutos, recuerdo que cuando era niña teníamos un árbol de membrillos que rigurosamente sólo daba 3 membrillos al año, pensé que todos esos árboles eran así hasta que topé con otros con muchooos membrillos.

Julio Sueco dijo...

En otro mundo a esto se le llamaría con su verdadero nombre limpieza arbocidia.