Pero la realidad, como el dinosaurio del cuento de Monterroso,
está todavía allí: intacta, bueno, no precisamente intacta, rasguñada; esperando la develación.

Rosario Castellanos

sábado, mayo 09, 2009

Que existe racismo y discriminación en México no es una rareza. Es un hecho constatado. No creo necesario recordar que en Sonora mataron a un niño hace años sólo por el hecho de ser "guacho", es decir, "chilango" u originario, para el caso de Sonora, de cualquier lugar del centro de México. Tampoco que hace más o menos nueve años, me tocó leer en las noticias estando en Oaxaca, que la esposa del gobernador durante los festejos de la Guelaguetza, mencionara que por qué habían invitado a grupos "extranjeros", cuando aparte de los ocho grupos de las diferentes regiones de la entidad que formaban parte de las comitivas en dicha fiesta, se unió una joven de piel negra representante de la costa chica, resaltando la "tercera raíz" también como amalgama característica de otra región más en ese estado. Por otro lado y sin ser una noticia de periódico, hace como muchos años le preguntaron a mi amá si la "indita pero finita" era su hija, osea, yo, ya que ella era de tez morena clara y yo café canela y mis rasgos, claro, aindiados. Las muestras de racismo y discriminación son tan pan nuestro de cada día, que nadie las ve, nadie se toma la molestia de revisar su propio vocabulario para analizar las formas y modismos que usamos haciendo burla del color de la piel o de lo indígena, entre otros.

Ahora con la influenza que se vio acrecentada la xenofobia en otros países hacia los mexicanos, no se deja de sentir indignación ante lo que hicieron los chinos y los países dizque "hermanos latinoamericanos" como Argentina, Cuba y Perú. Claro que nadie recuerda el trato hacia los chinos que se dio en México durante los años veinte del siglo XX, ni cómo tratan en la actualidad en la frontera sur a los centroamericanos. En lo contemporáneo, sin embargo, hay que analizar que los mexicanos y mexicanas, mezcla de mestizajes, siguen sintiendo un "amor profundo" ante lo extranjero, ah, pero hay que aclarar que no cualquiera, sólo si es blanco y europeo, es superior. Por ello todos esos dichos de blanqueamiento y de cásate con alguien más blanquito para "mejorar" la raza, etc., etc. Luego también he escuchado esas bobadas, que me producen un estrujamiento en el corazón, cuando hay quienes dicen que cómo siendo "tan prieto o prieta" es capaz de ser racista, que por qué no se mira en el espejo, ya que sólo los "blanqueados" tienen ese permiso. Y claro, no es una característica de la "gente ignorante" (habría que ver quiénes son la gente ignorante) o de quienes tienen pocos años de escolaridad, por supuesto que no, lo "letrado" o lo "profesionista" no quita lo racista y discriminatorio. Entonces, no es un tema importante en los programas educativos, porque es un problema latente. Está en el aire, pero nadie lo ve o no quiere verlo. Y que sea latente lo pasa a otros planos que en lo teórico podrían discutirse, pero que ha sido muy difícil trasladarlo a lo más llano, que es el combate a dichas formas de discriminación. La de género sigue en pañales, la indígena con el movimiento de 1994 se sacudió y se llegaron a ciertos arreglos, pero persisten las problemáticas y seguirán.

El tema da para muchas tesis, lo curioso ahora son las declaraciones de los políticos ante la xenofobia, cuando no se analiza cómo se discrimina a los indígenas dentro de este país, ni siquiera tenemos varias lenguas oficiales, sólo la impuesta: el español. No ha sido esa misma energía para criticar las políticas inmigratorias denigrantes hacia los mexicanos en Estados Unidos, o de cómo te tratan en las aduanas, claro, no hay que pelearse con el "hermano mayor", que por cierto, "no es prietito". Me parece que ahora los políticos deberán tener mayor cuidado cuando al mundo presentan cierta imagen que daña el ser mexicano en otros lugares. Pero también es importante que dicho "amor profundo" y reverencias que se les hace a los extranjeros en México deben acabarse, porque ahí están muchos lamiéndoles las botas (y a veces otras cosas) a la gente sólo por ser de otro país. Es muy común, por ejemplo, que en muchas instituciones se privilegie a los extranjeros ante los mexicanos y sin dar muchas vueltas y para muestra un botón, ahí está la televisión con Televisa y TVAzteca y sus modelos de belleza, quiénes y qué apellidos portan los presentadores de comerciales y de la mayoría de los programas. Sólo sale gente morena en los comerciales sobre niños o niñas pobres, donde ayudan en escuelas o viviendas de los márgenes de las ciudades, de trabajadores de maquiladora o de las domésticas. Es decir que en este país no es igual ser mexicano blanco que moreno o negro. Eso hace una gran diferencia. Pero esto no lo ven los políticos mexicanos, ni la población de este país, porque al final, uno sólo ve lo que le conviene ver y lo que no, no existe.


De Naranjo. Tomado del blog de la Araña.

No hay comentarios.: