Pero la realidad, como el dinosaurio del cuento de Monterroso,
está todavía allí: intacta, bueno, no precisamente intacta, rasguñada; esperando la develación.

Rosario Castellanos

jueves, noviembre 18, 2010

Sorprenderse, es una capacidad que vamos perdiendo poco a poco con el tiempo si no la alimentamos. Hoy me sorprendí, ya que al ir a dejar a mi hijo en la puerta de la escuela, una maestra que lo recibió me preguntó si su nombre: Nesta, era por el Bob Marley. No daba crédito. -Sí, le contesté, con la cara de total asombro. -Eres la primera persona, salvo uno que otro amigo de su papá, que ha atinado al por qué se llama el  niño así. -Ah, pues una que sabe de rock clásico y reggae, dijo. Quizá ayudó para su cuestión, el hecho de que yo estaba con el cabello mojado y sin cepillar, lentes de pasta negros, con una camiseta de Tin Tan, una chamarra negra de "cuerule" y pantalones de mezclilla, en el carro estaba la estación de la 91x, justo en la canción de: Losing my religion, que acababa de empezar. Yo me sonreí y me despedí.

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