Pero la realidad, como el dinosaurio del cuento de Monterroso,
está todavía allí: intacta, bueno, no precisamente intacta, rasguñada; esperando la develación.

Rosario Castellanos

martes, abril 20, 2004

En Baja California ya existían prostitutas desde el siglo XIX, sobre todo para “entretener” a los mineros que venían desde Estados Unidos, sin embargo, el primer documento donde se menciona la existencia de prostitutas en el siglo XX en Mexicali, tiene fecha de 15 de agosto de 1904, en la cual se acusa a dos mujeres que ejercían la prostitución de manera “escandalosa”, por lo que fueron detenidas y les cobraron la cantidad de 25 pesos como depósito en garantía de buen comportamiento.

Las razones por las que aumenta el establecimiento de lugares con prostitutas, viene acompañada de la venta de alcohol, sobre todo por el hecho de satisfacer las necesidades de los estadounidenses a partir de la Ley Volstead. A lo anterior se agrega que la mayoría de las prostitutas eran de nacionalidad estadounidense, expulsadas de algunos lugares en Estados Unidos por haberse prohibido esta actividad. Entre algunos aspectos de la vida de estas mujeres en la frontera fue, además de sufrir discriminación por parte de los lugareños, evadir las “redadas” por parte de las autoridades locales quienes aplicaban las leyes de migración y expulsaban del país a dichas mujeres. Cuando esto último sucedía, ellas se escondían o se regresaban del otro lado de la frontera mientras se "arreglaban" las cosas en Mexicali.

En los documentos existe más información de las prostitutas estadounidenses, ya que por tener mayores problemas con las autoridades locales políticas o de inmigración, hay más registros. Algo rescatado de las prostitutas mexicanas, se comenta el ejemplo de la señora Lina Wilson, quien dijo ser originaria de Mazatlán, Sinaloa, con ejercicio de la prostitución por dos años en la frontera, quien compareció ante el subinspector de inmigración y se menciona que

[...] por ser mexicana no puede ser expulsada de esta población, siempre y cuando esté dentro del reglamento de policía, quedando entendida de que no podrá permanecer en los salones de las cantinas y de que vivirá en su casa particular [...].

En 1913, existieron muchas expulsiones de mujeres extranjeras, debido a que se suspendieron las actividades en las casas de asignación desde el 10 de febrero de 1912, mientras se reglamentaba la situación con las prostitutas y “por razón de moralidad, de orden y de higiene pública”. No obstante, hubo algunas que pidieron protección para quedarse en la frontera, como Leroy Tynsley quien tenía más de cuatro años de residencia en Mexicali, y que la ley del 22 de diciembre de 1908 la asistía en su favor debido a que decía que los extranjeros que hubieran residido más de tres años en México serían equiparados con los mexicanos. Sólo se ausentó del país en la toma revolucionaria de 1911, por unos meses y regresó en septiembre de dicho año. A pesar de ello, fue expulsada por disposición oficial el 10 de abril de 1913. Por otro lado, el caso de Ethel Hall, prostituta, fue expulsada a Estados Unidos. Esta mujer se había encontrado en malas condiciones de salud y había estado en la cárcel en Los Ángeles, pero además, el argumento principal de dicha expulsión era que se dedicaba al contrabando de chinos en Los Ángeles, California, y que al permanecer en el poblado de Ensenada iba a realizar este contrabando hacia California.

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