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Hoy 19 de agosto es cumpleaños de mi hermana la Marcela y de mi hija la Normita. Hace 11 años mi hermana casi me amenaza para que esperara un poco y naciera la niña un día después, el 20, pero la Normita, pasados 15 días de la fecha del parto, no podía más retenerse en el vientre y tuvo a bien arribar a las 11:54 de la noche, seis minutos antes de que concluyera el día. Con un peso de 3.750 kilos y como 54 centímetros de larga, su piel ya estaba arrugadita y amarilla por los días transcurridos y tuve que exponerla al sol y a unos focos de neon como a los pollos recién nacidos. El caso es que hoy es cumpleaños de ambas y bueno, qué les puedo decir, la Normita es una niñota, ya me va alcanzando en cuanto a la estatuta y al rato tendré que decirle: "Siéntate para poder regañarte", sin la certeza de que me hará caso.
Mis amigos y amigas que la conocieron siendo una bebé se sorprenden al verla, quizá porque de alguna forma les recuerda su propia edad, también porque muchos no han tenido hijos y no existe el comparativo. Pero de cualquier forma, los años ahí van, uno a uno y nada remedia que pasen. El crecer como parte de la vida. Así que para terminar, quiero decir que mi deseo es que busque la libertad en la responsabilidad de sus actos.