Pero la realidad, como el dinosaurio del cuento de Monterroso,
está todavía allí: intacta, bueno, no precisamente intacta, rasguñada; esperando la develación.

Rosario Castellanos

lunes, febrero 14, 2011

El sábado fui a una fiesta de un amiguito de mi hijo. Me aburrí tanto... Bueno, quizá me senté en un mal lugar. Las doñas que estaban a mi lado estaban hablando de lo que limpiaban en el día, de si tiraban la ropa para  no restregarla, de si le ponían líquidos y cuáles. También comentaban de que educaban a las niñas para que fueran muy limpias, para cuando se casaran, nunca escuché que a los niños les enseñaran a estar limpios y a realizar labores domésticas. Yo permanecía callada, sólo al cuidado de mis hijos con la mirada. Luego una de ellas decía que tampoco debían "malcriar" a las niñas debido a que a ella cuando tenía 11 años la dejaron a cargo de una tienda de abarrotes, no escuché en qué pueblo, y que aunque tenía barbies no podía jugar con ellas porque no la dejaban, ni tenía tiempo de hacerlo.Ya ahora su hija está en la preparatoria y quiere entrar a la universidad pero aquí en Tijuana, ella le insiste que no, que mejor en el otro lado, que es mejor allá. La otra doña dijo que su hija, para no quedarse atrás, que también va en la prepa y que quiere estudiar relaciones exteriores. Ándale pensé yo... Cuando tuve oportunidad, ya que yo era como una pared ahí, le toqué el brazo y le dije que la niña averiguara bien lo que quería porque había una carrera llamada relaciones internacionales y la otra es negocios internacionales o algo así, que una estaba en la facultad de economía y la otra en contabilidad, pero que era muy común que las confundieran e ingresaran a la que no era. Ah, qué bueno que me dice, porque yo de la universidad no se nada.- Sí, le dije, para que la niña no se equivoque. Luego voltea la de mi lado derecho y me dice que si trabajo ahí, -sí, contesté, -ah, eres secretaria, -no, dije, -ah, ¿eres maestra?, -sí, dije, -aahh, replicó.
Como estaba tan aburrida y no tenía caso decir nada, empecé a escuchar en el ambiente que estaban unas cumbias muy sabrosas y entre el "sí provoques mi pichichi" y "el negrito es el único tuyo", me fui a bailar sola a la sala de la casa. Me acompañaron una pareja primos del festejado. -Ay pensé, cómo no me vine antes a bailar. Pero que bueno que no lo hice porque mientras me descuidé esos minutos en el baile, mi hijo de siete años ya estaba perdiendo en el ring de luchitas que habían improvisado en el brincolín  y se estaba poniendo pesado el ambiente, así que tuvimos que irnos...

2 comentarios:

miriam dijo...

jajaja saludos profe.

northwo dijo...

Gaviota!! Saludos!! debí haber mencionado que si bien estaba aburrida, me mantuve con mi happy face!! ;)