Pero la realidad, como el dinosaurio del cuento de Monterroso,
está todavía allí: intacta, bueno, no precisamente intacta, rasguñada; esperando la develación.

Rosario Castellanos

viernes, junio 11, 2004

"sin condón no hay don"

Ahora sí transcribiré un artículo aparecido en la Triple Jornada de junio del 2004, debido a que me parece que es muy alusivo a la "triple jornada" en la que estamos inmersas una gran mayoría de mujeres y que me pareció ameno y representativo de lo que se vive acerca de la salud sexual de las personas: mujeres y hombres.

Sexo por sacrificio sólo en el circo romano
Hablando de mujeres y condones…

“Sin protección, no hay relación”,
No aceptar ninguna relación sexual si no se está dispuesta

Isabel Bueno

Las mujeres en estos momentos de modernidad, estamos tratando de hacer más de lo que nos toca para mejorar nuestra calidad de vida personal y familiar. Esto ha sido así desde las cavernas, y aunque el mundo ha cambiado, sigue en nuestras manos el cuidado y bienestar de otros.
Debemos saber de nutrición, buscar la alimentación baja en carbohidratos, rica en fibra alimenticia, que mantenga a raya el colesterol, y además sabrosa.
Recordar nuestro papanicolau, explorarnos el pecho y recordar a los hombres que se cuiden la próstata. Tratar de que nuestro galán vaya sintiendo la necesidad y el gusto de tomar el cargo que le corresponde en el bienestar de la familia y la casa. Ya no es sólo un proveedor, debe ser un “compañero–cuidador”.
Educar a nuestras niñas en la asertividad con feminidad, no desatar una tormenta porque estamos haciendo “feministas rabiosas” o que no saben hacer “nada” y fodongas. Encaminarlas a modo que su galán no las ningunée si no son doctoras en física nuclear que además saben hacer un pipián de maravilla. Animarlas a que se relacionen con un hombre capaz de aceptar que ella no lo necesita para sobrevivir, pero que se puede llegar a ser una pareja amorosa con proyectos personales de vida, y caminar juntos sin atorarse (mucho) en conflictos de dinero y poder.
A los varoncitos tenemos que mejorarles la autoestima basada en ser amorosos y sensibles, menos machitos que su papá y aventarnos el boleto de que laven sus tenis, se sepan hacer un desayuno, que recojan su plato, lo laven, arreglen su cuarto y hagan su cama (Fácil ¿no?).
Queremos todo eso para que nuestros hijos sean solidarios con su pareja futura, más que el galán que reeducamos mientras trabajamos dentro y fuera de la casa, tratando que nuestros seres queridos no dependan (tanto) de nosotras.
Pero también queremos salir a bailar, divertirnos, platicar con otras y otros de lo que pasa en el mundo; del desacuerdo con las políticas para mujeres de Andrés Manuel, que si Bush es un ignorante, que no nos gusta su amistad con nuestro bigotón de botas, que si al robaproa ni un centavo más y otros temas. Esta es la triple jornada de la mujer actual. Agobiante. La modernidad nos trajo algunas libertades, pero también nuevas preocupaciones. Una de ellas, justo cuando estábamos empezando a hablar de sexualidad con nuestras hijas sobre “más orgasmos y menos embarazos”, viene el VIH-SIDA. Ahora el tema es el uso correcto del condón.
Recordemos la lección: Si no hay condón no hay “don”.
“Es tiro por viaje”, a cada relación, un condón. Se usa, se quita sujetando desde la base del pene, y se tira.
Resulta que los chavos no se quieren poner el condón y tratan de evitarlo con frases como: “a poco me ves cara de sidoso” o “no se siente nada” o "es como chupar paleta con envoltura” y originalidades de esas. Hay que recordarles que la actividad sexual no es sólo un pene en una vagina, sino dos personas que pueden intercambiar innumerables caricias y utilizar todos los sentidos para el placer.
Y de nuevo, es la mujer quien debe tener inventiva y paciencia para hacer que el galán se ponga el condón en cada relación, para que no se necesite la pastilla del día siguiente, o un buen servicio de interrupción de embarazo o llegar al ¿“qué nombre le ponemos”? porque hay bautizo en puerta.
Por eso, ahí van algunas sugerencias sobre cómo llegar a negociar el uso del condón.

1.- Afirmar desde el inicio de la relación que no se accederá a ninguna relación sexual si no se está dispuesta. Aunque nos digan “hace daño quedarse con las ganas”, no es cierto, no pasa nada. Las mujeres de más de 40 años vivimos en la época en que nos quedábamos “con las ganas” muchas veces, y sufrimos los cólicos a los que nuestro puritanismo nos condenaba.
Ahora sé que la masturbación durante la menstruación hubiera sido un alivio a la congestión pélvica por excitación no resuelta. Es el mismo caso de un dolor de testículos. Se les puede recordar: “una mano amiga tradición que obliga” como una receta que ha probado su eficacia con los años.
¿Por qué no se debe ceder a las demandas apasionadas del galán?
Porque las estadísticas nos hablan de que miles de millones de mujeres han llegado a su primera relación sexual aceptando (o sin aceptar y a la fuerza) la urgencia de sus compañeros, y eso ha sido la pomada contra el erotismo que las ha perseguido por muchos años.
Tener sexo por sacrificio, sólo en el circo romano.

2.- Cuando la pareja lleva tiempo de estar juntos, de tres meses a un año, viene la pregunta clave: ¿Es que no me tienes confianza? vamos a “hacerlo” ¡sin condón¡
Puede ser que sí exista la confianza, es decir, se ha hecho un acuerdo de hacer la relación exclusiva, sin terceros en los espacios eróticos. De ser así, la prevención del embarazo puede ser la razón para el uso del condón, pero hay que llegar a un acuerdo sobre quién se va a cuidar, si ella, él, o los dos para que no falle, y deben tenerse siempre a la mano ambos tipos de condones.

3.- También hay el hombre que desafiante pregunta ¿por qué tantos peros? (los chavos lo dicen con d) ¿para qué condón? Retan: “si es tan liberal, por qué sale con esas jaladas”; insisten: “si yo tuviera SIDA, no andaría buscando chavas”. Con eso a veces logran minar la capacidad de autocuidado de las muchachas, especialmente las más jóvenes. Y ¡cuidado! si el chavo insiste en no usar el condón, mejor no discutir, hay que dejarlo con la palabra en la boca, de lo contrario puede creer que necesitamos que él tome la decisión, a fuerza. Es famosa la frase: “decía que no, pero se veía que sí”.
Hay que decir siempre que no hay placer en hacer el amor cuando hay temor al contagio de una enfermedad o a un embarazo. Que la prevención es la única solución, y que por ahora la única prevención es el condón, masculino y/o femenino.
Sugerencias: Aprender a pedir sin vergüenza ambos condones, en especial el femenino, así ante la mayor demanda se logrará mejor precio. Si no sabemos cómo se pone, comprar uno y ensayar en un plátano macho, (no porque ellos estén tan bien servidos sino que es lo más parecido en la forma), para aprender a que no se rompa y se deslice sin problemas el condón, ya que se necesita habilidad y experiencia. Y hay que leer el instructivo.

4.- Siempre se debe negociar el uso del condón hablando firmemente: “sin protección, no hay relación”, y de ahí, no escuchar nada que nos haga cambiar de esta postura; no dar excusas ni razones, si él sigue insistiendo cortar el trato definitivamente. Por eso hay que hablarlo antes de llegar al hotel o a la recámara o al asiento trasero del auto, para que no haya sustos y el cuate llegue a creer que él tiene derechos y tú, obligaciones.

5.-En las parejas de muchos años, si el galán es de los salidores, de muchas chavas y poco cuidado, hay que hablar sin enojo ni pleito, “si no te cuidas tú, y andas con otras mujeres sin usar el condón, a mí me puedes transmitir alguna enfermedad. Si tú no piensas en mí y mis hijos, yo sí debo cuidarme, por mí y por ellos. De ahora en adelante sólo voy a tener relaciones contigo si hay condón de por medio” y pedirlo en el Seguro o el ISSSTE o comprarlo en la farmacia.
Mantener esa decisión es difícil. El puede gritar, amenazar, tratar de golpear o hacerlo, pero si nuestro galán no nos cuida nos vamos a sentir furiosas con nosotras mismas y desesperadas si es que llegamos a enfermarnos de Herpes, VIH+ o cualquiera otra enfermedad. Hay que recordar que el SIDA no se nota hasta que ya es tarde.

En los últimos años ha habido un gran número de mujeres contagiadas por sus compañeros que viven relaciones sexuales sin precaución con otras mujeres y/o con otros hombres. A veces nos sentimos con una gran carga al sabernos pareja de un hombre que tiene relaciones con otros hombres, ya sea casuales o permanentes. El problema no es fácil de sobrellevar, las mujeres pensamos en un rival del mismo sexo, no en otro hombre, y a eso no sabemos responder. Puede ser necesaria una terapia que nos ayude a reforzar nuestra autoestima como mujeres.
Es difícil que el compañero temporal o permanente acepte que es promiscuo y bisexual, por eso ante la duda: PREVENCIÓN.
A veces sospechamos del galán, así que es importante detectar cómo lo visualizan los compañeros, qué se oye sobre él, que cuenta o no, de las reuniones de trabajo.
Si es de los que tienen salidas de trabajo permanentes, llevan años de hacerlas y siempre salen con que trabajaron hasta tarde, cerciórese de eso con una llamada a la oficina o al trabajo. Hay que tener eso en cuenta para cuando se hable del tema.
También, si ya hemos tenido alguna enfermedad y la ginecóloga dice que es de transmisión sexual, ya se tiene una buena razón para hablar con fuerza y no dejarse asustar.
Todo esto debe hacerse si es que hay una buena razón para dudar, si el galán es de los que tratan a las mujeres como menores de edad o faltas de inteligencia, que no nos cuidan en lo cotidiano, pero exigen fidelidad y exclusividad, que sospechan de todos siempre. De esos hay que desconfiar.
Se puede sacar el tema e iniciar el diálogo después de leer este artículo.
Por si la discusión se pone difícil, es conveniente llevar un papelito donde se apunten los datos que queremos mencionar, qué cosas debemos dejar dichas sin falta.
Recuerde, nadie tiene derecho a lastimarnos o ponernos en riesgo, aunque sea el esposo con el que está casada por las tres leyes. Si él le transmite alguna enfermedad por descuido y/o promiscuidad, eso es causa de divorcio. Pero no se espere a que él le “pegue” una enfermedad, evite llegar a la legalidad del divorcio, mejor prevenga y cuídese.
Si él no la cuida, usted compre su condón femenino y no acepte nada sin usarlo. Mejor prevenir que dejar hijos huérfanos o adelantar nuestro paso por la vida.


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