Pero la realidad, como el dinosaurio del cuento de Monterroso,
está todavía allí: intacta, bueno, no precisamente intacta, rasguñada; esperando la develación.

Rosario Castellanos

martes, octubre 19, 2004

Todo se ha tornado gris aquí. El viento está fuerte, las piedras obstaculizan los caminos y el tráfico se ha vuelto insoportable. No obstante, la vida debe seguir, la gente debe trabajar, las escuelas, los hospitales y las instituciones en general deben ejercer sus funciones. Aunque en Tijuana una lluvia cualquiera atrasa las actividades cotidianas, ya que la ciudad no está conformada para recibir lluvias fuertes, mucho menos un ciclón o cosas por el estilo. Las personas que viven en zonas muy apartadas o de terracería ni siquiera pueden salir de sus casas por el lodo. Si se vive en las zonas bajas o cercanas a la del Río, tampoco pueden salir de sus lugares por la inundación que se produce. El caso es que para donde te hagas, o no puedes salir o sales pero con las respectivas preucaciones: dos horas de anticipación, luces y wipers que funcionen y si se va a pié al menos con un impermeable porque el paraguas puede resultar más complicado. Si no se cuenta con nada de lo anterior, pues ya tocaría baño.

-Yo tuve un carro lancha, me comentó una amiga hace tiempo, que en una de las lluvias pasó por momentos angustiosamente inundados y el carro llegó a su casa. Era un toyota celica viejito, que a diferencia de algunas trocas que se encontraban paradas en el camino, su carrito llegó a su casa. Al parecer, esto se debe a que los carros con tracción delantera son mejores para este tipo de eventos que los doble tracción, bueno, esto no lo puedo asegurar a ciencia cierta, pero es lo que he escuchado acerca de estas cuestiones.

La ciudad seguirá gris por algunos días más, esperamos que no demasiados.

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