Pero la realidad, como el dinosaurio del cuento de Monterroso,
está todavía allí: intacta, bueno, no precisamente intacta, rasguñada; esperando la develación.

Rosario Castellanos

domingo, julio 25, 2004

El calor me ha tenido atontada, bueno,  creo que ha de haber muchas excepciones, pero no se puede negar que de lo único que dan ganas es de estar o en la playa, tomando algo bien heladito; o en una alberca, en las mismas condiciones.  Pero no, la realidad no es a veces como uno quisiera.  Vivir en la zona este de Tijuana es todavía peor, aunada a la tierra floja, el ambiente se vuelve más candente y seco. Las microviviendas en las que nos hacen vivir la necesidad y las financiadoras y constructoras rateras, inconscientes y avaras; son extremadamente pequeñas y calurosas. Ni para donde correr. Bueno, mucha gente sí corre, a las albercas, al otro lado,  a Rosarito, a Playas de Tijuana. Acá en las vacaciones de verano las calles se llenan de niños, chamacos de todas las edades, la gente pistea en la calle, la música se escucha a todo volumen y eso de trabajar en casa, se convierte en un verdadero delirio. Pero bueno, la resistencia tiene límites y en definitiva, si se trata de salir airosa, es mejor buscar el lugar idóneo para avanzar en la bendita tesis. Así que me doy. Me voy de aquí....

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